Antes de empezar las obras, la paredes de la casita se habrían hacia fuera como una caja de cartón, en algunas partes el techo estaba hundido, el suelo desnivelado, las paredes agrietadas, humedades por doquier. Pero era preciosa. Me ha costado mucho desprenderme del como era y aceptar los cambios a los que ha tenido que ser sometida. Cierto encanto se ha evaporado en este renacer. Pero sigue siendo la misma.